Si hablamos de niños y tecnología, las dudas están aseguradas. ¡Y más en navidad! A menudo los progenitores expresan sus propios miedos a la hora de facilitar que sus hijos accedan demasiado pronto a un mundo que ellos mismos -los mayores- no controlan del todo bien.
Las fiestas y los espacios digitales
Las fiestas navideñas son el Día D para los pre-adolescentes: da igual si es Reyes o la más contemporánea costumbre de los regalos en Nochebuena. Ellos y ellas aguardan con ansia, y con la lista bien clarita, cuáles son sus deseos expresos para que la magia de Papá Noel o Melchor, Gaspar y Baltasar funcione. Y los padres de sobra saben que en esas peticiones ni siquiera se disimulan las ganas de acceder a los espacios digitales con plena intensidad.

El móvil puede ser el objeto de deseo, y, sin duda, la consola y los videojuegos son muy protagonistas en las conversaciones pre-fiestas en el seno familiar: ¿cómo justificar que no aparece ese regalo, cuando han cumplido tan bien con sus obligaciones? Y una vez materializada la consola en el salón, ¿como negar el tiempo de juego que reclaman con insistencia? Bueno, conviene tener presentes algunas pautas básicas para estas fechas.

¿Y si piden un móvil?
La presión puede ser muy fuerte por parte del menor para acceder a su propio smartphone. Y claro, por Navidades se intensifica. Conviene, no obstante, no ceder demasiado pronto a esta demanda. Y recordar que hasta que no cumplan los 14 años los menores deben contar con la autorización expresa de sus padres y tutores para difundir sus datos. Esto es, en lo que nos ocupa, crear y gestionar sus propios perfiles sociales.
En este punto, si se cede a la petición del móvil antes de los 14 años debe ser siempre bajo una fuerte supervisión parental, y preferiblemente tampoco antes de los 12 años. Conviene sumergirse antes en herramientas de supervisión que ofrecen plataformas como Apple o Google (Google Family), y ser muy estrictos a la hora de establecer los tiempos de uso. En general, en cuestiones de preadolescentes y adolescentes conviene restringir los usos intensivos de las pantallas. Y no perder de vista lo que hacen, aún cuando ya hayan cumplido los 14.

La consola
Si tiene que caer, mejor que sea en Navidad que en Reyes. El calendario escolar debería constreñir considerablemente los tiempos de uso en los días entre semana. En realidad, lo ideal sería el uso de estas plataformas en fin de semana y si no hay obligaciones de por medio.
También se deben evitar tiempos prolongados de juego sin pausa, y evaluar qué tipo de juegos estamos permitiendo en los dispositivos. Sobre este particular conviene consultar el PEGI de cada uno de los títulos que compramos o descargamos, y comprobar que se ajustan a la edad de los jugadores que tenemos en casa.
Juego en línea
Hoy los videojuegos se conciben como un entretenimiento en línea, en donde el usuario contacta e interactúa con terceros a través de la red. En lo referente a niños y tecnología, es importante vigilar con quién se conectan nuestros hijos. No colocar la consola en espacios privados para el uso del menor. Monitorizar sus tiempos de juego, en especial a edades tempranas. Y, por qué no, animarnos a compartir también el ocio electrónico con nuestros hijos. Los padres más frikis saben de qué estamos hablando aquí… y tienen mucho ganado a la hora de vigilar la evolución de sus hijos en estos entornos. Pero nunca es tarde para aprender.

Juego social
Los adultos no asocian de manera natural un videojuego a una red social. Y sin embargo, el esquema de funcionamiento de los perfiles de usuarios en Play Station o Xbox se asemejan cada vez más a los de Facebook, por ejemplo. El jugador puede definir y gestionar su identidad, crear su propia comunidad de contactos y compartir contenidos. Es muy importante tener presente esta faceta social de los juegos, y monitorizar cómo están apareciendo nuestros hijos en estos espacios, para evitar brechas en la seguridad y la privacidad del menor. En este punto las consolas ofrecen también mecanismos para controlar el acceso que conviene aprovechar, tras una breve exploración de los menús.
Vuelta a la normalidad
Eso sí, una vez concluyan las fiestas hay que volver a la normalidad, y evitar que estas plataformas adquieran más protagonismo del debido en casa. Para ello siempre conviene establecer tiempos de desconexión: una hora a partir de la cual todos nos volvemos analógicos y, como mucho, dedicamos un poco de tiempo a la tele en familia.
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@# Comunicación Digital. Periodista. Experiencia en gestión y creación de contenidos en distintos formatos y entornos. Docente. Experiencia en Educación Secundaria Obligatoria. Educación en redes sociales e internet dirigida a jóvenes, profesores y familias.